Sergio Leone fue un director excepcional. Clint Eastwood aprendió muchísimo de él. El paralelismos entre ambos, a nivel profesional, siempre me pareció objeto de estudio y os explico porqué.
Sergio Leone casi al final de su carrera dirigió la maravillosa y la que probablemente sea mi película favorita “Once Upon A Time In America” (1984). Fue como un legado de excelencia, sensibilidad, dureza y saber hacer con el que se despedía de la crítica con una obra maestra de la cinematografía mundial. Fue como si le dijera a la industria “esto es lo que he aprendido a lo largo de todos estos años y que nunca hasta tuve la oportunidad de realizar”.
A Eastwood por su parte le pasó algo parecido. Por ello titulé esta entrada “Sergio Leone – Clint Eastwood, un caso de estudio” porque sinceramente pienso que podemos aprender mucho de estos dos grandes. Pues como decía, como criatura esculpida y criada por el maestro Leone, Eastwood, también fue estigmatizado como el “no actor” del rostro serio. Al igual que él (Leone) hizo multitud de películas cliché con las que fue mundialmente conocido, que no reconocido, bajo la batuta de Don Siegel y la serie cinematográfica de “Harry El Sucio”. Con Leone, la trilogía del dólar (“El Bueno El Feo y El Malo, La Muerte Tenía un Precio” y “Por Un Puñado de Dólares”) por tierras almerienses.
Eastwood, al igual que Sergio, tuvieron la misma visión llegando a compartir virtudes parecidas entre las que destacaría la paciencia y la constancia. De éste modo, se obró el milagro. Eastwood esperó. Agazapado, a veces; sacando pecho, en otras ocasiones; desde la inmutabilidad de su rostro y una prudencia que en nada pegaba con el carácter machista de ficción que tanto cultivó consiguió saltar, casi de repente del cine de culto, al Olimpo de los grandes creadores. En 1992 dirigía el salvaje drama “Sin Perdón”, un Western crepuscular, como lo definió la crítica del momento, y que se convirtió por derecho en otra de mis películas favoritas.
Podría seguir escribiendo sobre estas dos películas y mucho más sobre estos dos grandes directores pero me plantaré aquí. En esta antesala final añadiré que estos directores y en especial Eastwood marcó mi carrera profesional que aún hoy pienso sigue siendo válida como Do o camino de vida. Muchas veces hay que tomar trabajos que no son directamente lo que te gusta por llegar a alcanzar algún día un trabajo superior.
“Sin Perdón”, termina con un fundido a negro en donde Eastwood dedica la película a la memoria de Sergio y Don en alusión directa a aquellos dos maestros que lo encumbraron y de quienes, en diferentes etapas de su vida aprendió tanto. Como reza el refrán “es de bien nacido ser agradecido”. @Paulino_Cuevas